Fallout 4: 190 horas y lo que me queda

En mala hora me recomiendan mi amiga la friki y mi anciano venerable que pruebe el Fallout 4, aprovechando que estaba gratis un fin de semana en Steam. Porque acabé comprándomelo, season pass incluido (esto tiene una razón de ser especial) y horas y horas de enganche.

He de decir que nunca he jugado a ningun Fallout anterior (bueno, sí, jugué torpemente el prólogo del 3 en la 360 y decidí que eso no era para mí), así que no comparto el cabreo de tantos jugadores que han puesto verde a esta edición concreta. Para mí, es perfecta, porque:

  • Es prácticamente interminable. Puedo explorar o hacer las misiones secundarias eternamente.
  • Satisface mi síndrome de Diógenes videojueguil: puedo recoger casi cualquier objeto del mundo. TODO. Mi sueño hecho realidad.
  • Puedo enrollarme con varios personajes, incluidos de mi mismo sexo. Por alguna razón esto es un atractivo para mí, aunque luego nunca lo hago.
  • Está repleto de bugs, algunos de los cuales son encantadores.
  • La personalización del personaje requiere estudios en retoque fotográfico.
  • Hay perros y gatos, entre otros animalitos.

Sí, es una vaca de dos cabezas en el tejado de una casa medio derruida.

La historia es bien simple, soy una abogada felizmente casada y con un bebé, en un mundo futuro-pasado (2077) con casitas americanas encantadoras en una urbanización tranquila. Nos visita un vendedor que quiere reservarnos un puesto en un refugio nuclear, ya que los gobiernos están algo nerviosos. Y tiene razón, días después comienzan a caer las bombas. No hay problema, vamos directos al refugio, y nos congelan hasta que el mundo sea otro. Pero por supuesto, algo tenía que fallar, y unos malvados reactivan nuestras cápsulas, matan a mi marido y se llevan a mi bebé. Y me vuelven a congelar. Cuando despierto, estoy sola ante el mundo.

Y ya está. Mi misión es buscar a mi niño, pero cuando te das cuenta de la cantidad de años que han pasado y de cómo está el mundo, en el que el 99% de las personas, monstruos, robots y animales son hostiles, enseguida pasa a ser una prioridad secundaria. Busca una pistola, unas cuantas balas y a luchar. Con suerte puede que encuentres alguna buena persona por el camino.

La mecánica del juego es simple. Explora, haz misiones, craftea armas y armaduras, diseña asentamientos y conoce gente. Mis primeros 15 niveles del juego fueron terribles, no paraba de morir. Pero con el tiempo vas cogiéndole el truco. ¿Ves un sanguinario? Sal pitando como alma que lleva el diablo. ¿Encuentras un aliado? Deja que te cubra las espaldas. ¿Ruinas abandonadas? Llévate todo lo que puedas: armaduras, armas, chatarra, drogas, comida… total, lo que no vayas a usar, lo vendes al primer chatarrero que te encuentres. Las posibilidades son casi infinitas. ah, y que no se te olvide ir al peluquero de vez en cuando.

Disfraz de Grognak versión femenina: bárbara cavernícola que aumenta mi fuerza, resistencia y capacidad para llevar más peso con dos trapitos.

Mientras avanzo en el juego me encuentro distintos personajes que me pueden acompañar en mi aventura: una periodista, un synth, un robot, un mercenario… Logrando la máxima afinidad con ellos tendremos un beneficio extra (algunos muy útiles), a costa de tener que comportarte como ellos quieren. Porque claro, a unos les gusta que seas bueno, y a otros que seas un malote. Que abras cerraduras o robes, o que contestes de malas formas. O que comas cadáveres humanos… ¿Conclusión? El perro es el mejor amigo del hombre. Llévate a Albóndiga, nuestro entrañable pastor alemán, que nunca te juzgará, no te dará la murga y siempre estará a tu lado (Ada también nos sirve en el caso de que tengamos el DLC de los robots).

¿En qué clase de pervertida me has convertido, Bethesda? (después de enrollarme con uno de los personajes)

Las cosas dependen de uno mismo. Haz lo que quieras. Descubre historias de antes de la guerra. El lado más humano de tus compañeros. Explora los secretos del yermo y conoce a los que mueven el cotarro. La guerra es inminente y tendrás que pensar de qué lado estas. No temas, no hay ninguno bueno. Es cuestión de elegir el menos malo. Al menos eso es lo que creo.

Los DLC añaden más contenido y misiones al juego, aunque realmente solo merece la pena Far Harbor, que te da un mapa entero. Si me he comprado el resto, es porque quiero llenar mis asentamientos de gatetes. Más o menos como la residencia Hawthorne.

El paraíso post apocalíptico

Me voy a seguir a lo mío.

*Actualizo el post para decir que ya llevo 662 horas acumuladas gracias a que descubrí infinidad de mods que multiplican las horas de juego. Desde nuevas historias hasta armas increíbles, pasando por granjas autonómas de brahmanes (las vacas de dos cabezas). Jugar sin ellos… ya no es lo mismo.

Deja un comentario