Cuando vi a MJ, supe que sería amor a primera vista. Tenía el pelo azul y trajo chocolatinas. Vale, no es que fuera muy difícil, pero cuando descubres que le gusta el roleo, los videojuegos… y ha escrito un libro de zombies, pues qué queréis que os diga. Servidora tuvo una época fanática zombie en que no podía dejar de devorar (cerebros no) películas, libros y cualquier material sobre muertos vivientes. Sí, primero fueron los monstruos marinos y después los zombies.
MJ es la mitad de Tracia Mercurio (junto a Noemí Cambronero), como ellas mismas dicen, «nuestra especialidad es tomarnos el absurdo muy en serio». Y ambas han escrito una chorrinovela de zombies que me leí en dos tardes. Chorrinovela porque no se toma en serio a sí misma. Porque mala no es. Yo aspiro algún día a escribir algo similar, aunque menos cachondo y más vengativo, porque así me gusta mi ficción. Además ya soñé con el argumento -sí, sueño con estaciones zombies-, solo hace falta darle forma en papel. Algún día me pondré a escribir igual que me he puesto a retomar este blog después de casi tres años en secano.
Me estoy desviando mucho. Al tema. Algunos ya sabréis que «Guía de supervivencia zombie» es uno de mis libros favoritos de cabecera, tanto como diversión como manual de preparación ante un apocalipsis que podría producirse alguna vez. Se puede resumir en estos puntos:
- Muévete en bicicleta. Hombre, tiene lógica, es silenciosa y no requiere gasolina. Y va más rápida que el coche de San Fernando.
- Cuando se dispare la primera alarma zombie, llena la bañera (si tienes) de agua. Latas y comida no perecedera no deberían faltar porque ya deberías haber acumulado un montón, como buen superviviente prepper que eres.
- Atrinchérate en pisos superiores y «destruye» las escaleras. Usa dinamita. Supongo. Por qué, ¿cómo leñes se destruyen unas escaleras de granito, hormigón, incluso madera? Nunca se especifica. Tracia Mercurio no lo especifica; mal hecho.
- Domina el uso de un arma de fuego y otra blanca. Preferentemente un rifle semiautomático y una pala de shaolin. Y mantén un cuchillo (no dentado) a mano.
- Apunta a la cabeza y destruye el cerebro. Quema los cuerpos de los muertos. El fuego como arma no es efectiva.
- Aprende una disciplina y domínala. Jardinería, bricolaje, física cuántica…
- Busca un paraíso terrenal lejos de toda la civilización, con acceso a agua, recursos y suelo fértil, naturalmente fortificado y desconocido por todo el mundo. Algún pueblo de Castilla puede valer.
Los protagonistas -algunos- de Apocalipsis zombie lo saben muy bien. Gabriel, Miki, Isobel, Leo, Ángel… están todos en Madrid centro. En la Gran Vía. Separados pero no revueltos. A falta de armas, tienen sentido común, aunque solo sea para arrimarse al más espabilado o mejor abastecido. Porque, pensad, ¿cómo sobreviviríais vosotros? No es tan fácil como podría parecer. En España no hay armas de fuego, quitando las que tienen los policías, cazadores y algún pirado que se ha sacado una licencia. ¿Cómo defenderte? Ni el spray de laca más tóxico nos salvaría de ser pastelito de cerebro. Los cuchillos son pequeños y se quedan atascados en las cabezas. Los paraguas de 3€ son muy endebles. No tienes otra que esconderte y huir del centro de la ciudad a una fortaleza perdida de la mano de un dos.
Y nuestros queridos protagonistas se han leído la guía, y se la cuentan a los que no. Unir fuerzas es lo más sensato, sobre todo cuando uno es enfermero, un guiri tiene una pistola, la hija de un policía es una puñetera máquina de matar, y además, le gusta; y el intelectual de turno -¿Chicas, estábais pensando en un Pablo Iglesias descafeinado?- tiene un perro, un carlino para más cachondeíto, no podía ser un pastor alemán o un pitbull, no, tenía que ser un carlino, ¿cómo va a sobrevivir un perro que tiene dificultades para respirar en la vida real en un puñetero apocalipsis? Pero ahí va el valiente perrete, y se agradece que no se lo coman. Todos juntos sobreviven como pueden a base de hamburguesas del McDonalds y de saquear tiendas de chinos, mientras huyen de la ciudad hacia su paraíso prometido por radio, más concretamente el Alcázar de Segovia, que aunque no está en medio de la nada, tampoco va tan desencaminado. En España trabajamos con lo que tenemos.
Los personajes son una mezcla entre tópicos y caricaturescos, pero están bien hechos y les coges cariño fácilmente. La pijo-choni es maja, la otaku-friki es adorable, el guiri es simpático y el prota, bueno, es un pringadillo que te cae bien a la primera. Incluso la kill-Guillermina me cae bien, ya que es el prototipo de personaje que juego casi siempre en videojuegos de zombies. O por lo menos la 1º vez, cuando no me sé el juego de memoria y no me puedo permitir improvisar.
También sale una cabra. De la Legión. Pepa.
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